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Medios de Comunicación

Siempre se ha considerado que los medios de comunicación, en especial los visuales (televisión, cine, videojuegos, etc.) juegan un papel muy importante en el desarrollo de las conductas violentas y sexuales prematuras. Las razones son obvias, imágenes impactantes y continuadas son vistas por los niños hasta que son asumidas como modelos de comportamiento.

Robert Leibert (1976) evaluó el impacto de la violencia televisada sobre el comportamiento agresivo de niños de entre 8 y 13 años de edad, para corroborar o desmentir empíricamente la perspectiva clásica del aprendizaje social, que correlacionaba positivamente ambas variables.

Los resultados correlacionaron ambas variables de manera positiva solamente en contexto ambiental empobrecido, bien fuera un bajo status socio-económico, o las tendencias agresivas preexistentes, o unas pautas de comunicación y socialización familiar.

La televisión no emite sus mensajes en un vacío ideológico y los espectadores no son meros sujetos pasivos de tales discursos. Y aunque, el aprendizaje directo, que el niño realiza al interactuar con su entorno próximo, es evidentemente más rico en experiencias que el realizado a través de un medio como la televisión, que no permite el feedback inmediato, no por ello la televisión ha de ser considerada como un instrumento nefasto o no apto para el desarrollo del niño.

Los datos y las conclusiones dejan entrever, aunque no se expresen explícitamente, que la violencia, (y posiblemente el sexo) en la televisión y otros medios de comunicación no son per se, detonantes, pero si catalizadores en niños (y adultos) con perfiles psicopáticos o dependientes, surgido de carencias emocionales familiares o emocionales de comportamiento agresivos, y conductas violentas.

Al igual que ocurre con el alcohol y las drogas en otras psicopatologías, las imágenes violentas solo potencian un sentimiento bloqueado, que,  al visualizarse en tercera persona, se identifica con el sentimiento propio, y se acepta la conducta como liberadora de dicha tensión. Sin embargo, a diferencia de la ficción, la realización de la conducta no suele conllevar una liberación total de la tensión, lo que requiere que se acuda tanto a la conducta real como la virtual periódicamente para liberar el desequilibrio emocional, producido por un entorno psicosocial y afectivo degradado y carencial.

Director del Departamento de Comunicación de la Universidad de Carolina del Norte. Publicado en España con el título de La televisión y los niños.  Ed. Fontanella, Barcelona.

 

 

La Televisión en el Siglo XXI

Del espejo a la Pantalla

Los Contenidos y los Trastornos
La empatía

El primer contacto con el Ente
El entramado psicológico de los Teletubbies
El color como transmisor de sentimientos
El paisaje como tranquilizador
La hipótesis de la Sabana
La estructura interna: CuCu Tastas
La pantalla devoradora y la Publicidad
Mitos Sobre el Sexo y la Violencia
El salto a la Gran Pantalla
Proyecto Sims
Análisis crítico

La televisión y la infancia: Conclusiones

 

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Terminos útiles:

I. Introducción.

II. La vinculación primaria del niño: La Ciberniñera.

III. La victoria por saturación de los jóvenes.

IV. Epilogo